Rafael Hanuman

El tiempo de hoy, globalizado, tecnológico, integrado por varios medios, físicos, analógicos, vibracionales y sociales.

¿De dónde vino este mundo que, nuevamente, se divide en dos; y por qué se divide en dos?

Varios barcos, cada vez mayores, aviones supersónicos, trenes ultrarrápidos deslizándose sobre rieles magnéticos.

Este mundo generará un nuevo arte. Sin embargo, no olvidemos las artes que pasaron. Principalmente aquellas que fueron fundamentales.

Analizar un arte, o se hace en el momento en que es contemporánea, y así se hace un manifiesto, o se hace tiempo después, y así se hace historia del arte.

Como no estamos ni en una ni en otra situación, y las prácticas artísticas aún aparecen en la memoria, permanezcamos en el contexto de las artes del flujo.

Desde el fin de la URSS hasta la guerra de Ucrania, hubo un período en que el mundo se juzgó como uno solo, globalizado, una aldea global.

De parte de muchos hubo un esfuerzo, de parte de otros no hubo objeciones, a la integración de los pueblos.

Porque los ricos se unían con los ricos, y los pobres, en su miseria, se unían con los pobres.

Y los buenos se unían con los buenos y los malos se unían con los malos. Y así sucesivamente.

El abaratamiento del transporte y el establecimiento de líneas de largo alcance,

Las tecnologías de traducción y finalmente los ordenadores de bolsillo llamados teléfonos inteligentes,

Facilitaron un flujo. Y, si los países percibieran que perdían mano de obra calificada, no habría flujo.

Sin embargo, en ese momento no se concebía qué era la mano de obra calificada. Como aún hoy no se percibe.

El flujo era de los curiosos, los extravagantes, los aventureros, aquellos que no encajaban,

no eran personas de bien, eran personas de mala reputación y de mala vida.

Los artistas, en fin. En la misma línea que ocurrió en la transición del feudalismo al urbanismo capitalista. Arte del flujo. El arte hecho en el flujo.

La mano de obra que fluía de un lado a otro era la mano de obra de las ideas. Quedaron las fábricas occidentales y faltaron las ideas.

¿Y qué importancia tienen las ideas? Las ideas son las soluciones. Cada actividad industrial tiene problemas y necesita soluciones.

¿Y de dónde vienen las soluciones? Vienen de la mente de gente creativa. Vienen de los artistas. Esos artistas que se fueron.

Músicos callejeros, poetas callejeros, dibujantes y caricaturistas callejeros, artesanos callejeros, malabaristas, etc.

Y fueron tantos los creativos que se fueron, que representaron un movimiento artístico.

Muchos, porque las personas tuvieron la libertad de unirse por afinidades.

El contexto permitió que las personas se unieran por afinidades.

Algunos, porque tuvieron el valor de ponerse la mochila al hombro y viajar.

Los demás se unieron por afinidad porque sobraron. Fueron los que quedaron atrás.

Yo, que hice esta publicación hace 15 años, las fotos fueron tomadas en una fiesta que fue clave en el cambio de perspectiva.

El texto original era sobre el arte del flujo. Lo llamé Panis et Circenses, Pan y Circo en el sentido del circo que generaba el pan durante el flujo.

Y yo que estaba en el flujo, en ese momento aún no tenía conciencia de la cantidad de gente que estaba pensando lo mismo.

De repente, familia pasó a significar las personas más cercanas. Y nación pasó a significar la cultura más afín.

Nadie necesitaba soportar más a las 60 personas que nos rodeaban en los pequeños pueblos de la década de 1980.

Esto generó nuevamente un mundo polarizado. Ya no es posible este flujo porque los afines ya están juntos.

No hay cómo simular afinidades. Muchos intentaron salir de Brasil y fueron forzados a regresar.

Desde el Medio Oriente (Irán) hasta el Extremo Oriente (China), ya no es posible llegar.

Ahora, si evaluamos los países que han sido revolucionados tecnológicamente, fueron precisamente esos orientales.

Y en gran parte esas revoluciones tecnológicas fueron apoyadas por los viajeros del flujo de principios de los años 2000/2010.

Eran personas nacidas en los años 1980/1990 que no tenían convenciones. Si una convención no les agradaba, partían para vivir de otra forma.

Pero volvamos al arte de aquellos que estaban en el flujo. Cada uno que viajaba, no viajaba con apoyo financiero.

Cada uno tenía que resolver la cuestión de cómo mantenerse. Y cada uno era creativo.

Y las actividades callejeras, como la venta ambulante, tenían un costo.

Pero el arte no costaba nada.

Necesité un instrumento musical.

Hice un instrumento musical. Inventé un instrumento.

Y de la misma forma, cada uno se las arregló como pudo. Poetas, músicos, dibujantes de calle.

Partí de Blumenau. En ese momento trabajaba en la industria textil y al mismo tiempo era artista plástico.

Y hacía otra actividad que hoy ha perdido sentido, la fotografía artística.

Después de los teléfonos inteligentes, tener una cámara profesional perdió sentido.

Salía a las calles con mi súper-cámara profesional, captando lo que veía como inusual. Y me encontré con una estatua viviente plateada.

Se estaba pintando frente a una vitrina espejada, y le pedí fotografiarlo. Ya no tengo esas fotos.

Algo que pasó en mis viajes fue perder mucho material de los trabajos anteriores.

Pero fotografié mucho a este grupo de la fiesta y promoví sus artes.

Hasta que, en un momento, ya era parte del grupo.

El brasileño en un grupo de extranjeros en Brasil.

Fui invitado a una reunión en la casa que ellos alquilaron.

Notaba que eran muy talentosos, pero que no se establecían en ningún lugar.

Y por eso hacían bolero con toque brasileño, salsa con toque argentino de tango...

Artesanos que mezclaban trabajos de varias culturas indígenas de diferentes países, un mix cultural.

Y lo importante es que lo hacían bien. Todos habían pasado por la selección natural de las calles de lugares muy diversos.

Por eso no se pueden hacer estos viajes patrocinados o financiados. Porque no todos tienen esta capacidad. Las personas necesitan ser puestas a prueba.

Y las personas que fueron probadas y aprobadas lograron llegar lejos. Yo, por ejemplo, tenía la intención de llegar a la India.

Y no lo logré. Terminé en Chile, aunque tenía una segunda opción de ruta, que consistía en llegar a Cuba.

No lo logré y aún regresé. Veamos si consigo partir nuevamente.

Voy a comentar una situación con los lectores más viajeros.

La de conocer a un extranjero y desear conocer el país de esa persona.

Y al llegar al país, ver que los demás compatriotas no tienen nada que ver con esa muestra.

Esto sucede porque las personas que viajan mucho no se parecen a ningún lugar, no tienen acento de ningún lugar.

Este grupo en las fotos era así. Luego viví en un ambiente con una francesa, un australiano, dos alemanas, un indio,

un coreano, dos chinas, una venezolana, un estadounidense mayor y un joven ruso. Ninguno representaba el tipo estándar de sus países. Ni yo.

Mi amigo australiano, que salía con la venezolana en Chile, me explicó: quien viaja mucho no es de ningún lugar, es lo que llaman ciudadano del mundo.

Y en ese momento yo tenía lo que me habían indicado en esa fiesta de las fotos.

Para viajar hay que tener la mente abierta; los países son mundos completos.

Hay que aprender a vivir como si estuvieras en otro planeta. Y por eso, quien necesita financiación no logra adaptarse.

No es posible vivir fuera del vientre de mamá y mantener el cordón umbilical. Esa gente no logró tener éxito.

Pero yo señalo a ese grupo como muy importante para mí, porque me dieron este estándar.

En la familia de ciudadanos del mundo, ellos fueron mis hermanos.