Rafael Hanuman

Hacer una novela gráfica es el camino natural para el dibujante. No es el camino natural para el artista plástico; pero para el dibujante, sí lo es.

Las artes plásticas tienen un tema simple; sin embargo, es un tema que las diferencia de la simple decoración. Las artes plásticas tienen un pie en las artes visuales y otro en la decoración.

Las novelas gráficas tienen un pie en las artes plásticas y otro en la literatura. Y fue esta trampa la que me atrapó. Durante años imaginé una serie de cuadros, en la época en que aún era artista plástico.

Y el tema para las pinturas fue evolucionando en complejidad. Los cuadros entonces serían una serie de imágenes que representarían una serie de pinturas que estarían relacionadas con este tema central. La historia sería el hilo que daría unidad a mis obras.

Este tema que estaba elaborando se hizo tan grande y complejo que decidí hacer una historia con todo esto. Y desde ese momento, las pinturas pasaron a un segundo plano, porque el guion de una novela gráfica es más complejo que el de un libro sin imágenes.

Piensen, lectores, en una escena de cuarto, por ejemplo. Necesita ser pensada hasta el lugar donde existirá un enchufe de luz y los colores. El estilo de cada ambiente y objeto debe ser representativo. Nada puede ser insignificante.

Y, como se trata de un arte, todo debe ser, al mismo tiempo, fascinante. Es una tarea ardua. Y una tarea sublime. El arte es el sacrificio placentero que da sentido y finalidad a la vida del artista.

¿Acabaré la novela gráfica antes de morir? Siempre fue, realmente, un proyecto para la vejez. Terminar la vida, ya sea pintando o dibujando. Y el guion está terminado.