Rafael Hanuman

Al principio fue Bethy Lago. Única, sola, autosuficiente. Quien vio, vio, oyó, oyó. Había una industria textil, pero no había moda.

Porque no hay moda sin el espíritu fashion de las modelos. No hay moda si no hay mujeres para moda. La ropa masculina no cambia.

Antes de la Era de las modelos internacionales brasileñas en las décadas de 1990 y 2000, no había moda. Así de sencillo.

Si alguien quería hacer un desfile de moda en Brasil, un desfile reconocido, ponía a una o otra actriz de la red de tele Globo.

Y si necesitas alguna aclaración al respecto, entonces este texto no es para ti.

Corriendo por el exterior estaba ella, Bethy Lago, la primera de las primeras, la piedra filosofal, el modelo brasileña primordial.

Lejos de la colonia, cosmopolita, ciudadana del mundo, elegantemente moderna, una mujer adelantada a su tiempo, la líder, el sentido estético,

la referencia de lo bueno, lo mejor de todo...

Cómo entender lo que es un modelo de moda, sin tener una para mostrar lo que es ser un modelo? Es muy difícil. Es una tarea para filósofos,

Es una tarea para intelectuales, una tarea para algún genio. O para alguién que tenía la vocación natural para ser la obra-prima. Ella fue a las brasileñas lo que fue Hepburn para las norte-americanas.

Era una percepcición muy orgánica la mía. Percepción de niño. Miraba àquella mujer y pensaba, que linda... Esa es la mujer. Esa es una mujer.

Solamente años más tarde me acerqué a una niña de mismo estilo biológico y comprendí el tipo de la beleza de Betty Lago. Y que no voy aclarar acá.

Pero, cuando un diseñador têxtil quiería hacer ropa exitosa, solo piensaría: ¿Cómo se vería una mujer como Bethy Lago con esa ropa?