Así que el reconocimiento de estos superlativos gurus y su audiencia, no fue mérito.
Lo sentí como un deber, y después de eso viajé dando conferencias, hasta que me di cuenta de un problema serio.
Personas no calificadas por todos lados estaban escuchando y leyendo enseñanzas en internet y reproduciéndolas (y distorsionándolas).
Entonces era mi responsabilidad parar. Porque si no, sería un tonto formando tontos. Los sabios siempre forman otros sabios.